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jueves, 23 de junio de 2011

Tetera en Scrapbook

estes trabajo fue realizado por una amiga y me lo ha dado para colocar aca en mi blog espero lo disfruten, es una excelente idea realizar este trabajo..

martes, 21 de junio de 2011

Chayanne - Si Nos Quedara Poco Tiempo



Nunca dejes que la rutina entre en tu corazón, nunca sabemos si es la ultima vez que tendremos la fortuna de decirle a las personas que Queremos cuanto las Amamos,
Disfruta tu vida y vivela como si fuera el ultimo dia

lunes, 20 de junio de 2011

Tarjetas Scrapbook

Clases de personas

Hay dos clases de personas, las que sueñan, ríen, creen en su potencialidad, saben que con amor se pueden cambiar las cosas. Que están seguros de poder tenerlo todo en la vida: una pareja estable que los ame, un buen empleo y una vida llena de felicidad y alegría, a pesar de los momentos de dolor y soledad que tendrán, pero que consideran sobre todo, que la vida vale la pena y que vivir es una oportunidad de realizar y cumplir sueños e ilusiones.

Hay otra clase de gente a la que le gusta pinchar los globos de los demás. Son las que creen que todo está en el destino, que nada se puede cambiar. No creen que los sueños puedan hacerse realidad y no les gusta ver que otros ríen, sueñan y quieren ser felices.

Estas personas son expertas en el desánimo y el negativismo. Miran con desdén a los que tienen deseos e ilusiones y a los que creen en la amistad y el amor. Son este tipo de personas que acostumbran a decir cosas como: si, si, pero no hay nada perfecto. No puedes tener todo lo que quieres, los sueños son solo eso, sueños. Pero puedo asegurarte que tu vida puede ser lo que quieras. Porque en la vida los sueños, los deseos y las ilusiones siempre han sido muy importantes, pero claro lo que estoy
diciendo no vale para cualquier deseo, sueño o ilusión. Tienen que ser deseos y sueños legítimos.

Así que sueña, sueña mucho y a lo grande. Pon todo tu corazón, tu alma y esfuerzos en realizar tu sueño. Y empieza a dar pasos que te acerquen a su cumplimiento.

Si quieres tener a tu lado una pareja emocionalmente sana, que te ame y con quien te sientas feliz y realizado, empieza por cambiar tus parámetros mentales. Empieza por amarte a ti mismo, a borrar de tu mente todo lo negativo y a limpiar tu corazón y tu alma de resentimientos y rencores.

Si quieres un empleo maravilloso, empieza por prepararte a nivel profesional y a desarrollar tu sentido de la responsabilidad. En fin, cualquier cosa que desees, pídela de todo corazón a Dios, y espera confiadamente. Si lo que pides es bueno para ti se te dará, si no es bueno se te dará algo mejor.

lunes, 6 de junio de 2011

A Pesar de los Errores


Era una mañana como cualquier otra. Yo, como siempre, estaba de mal humor. Te regañé porque estabas tardando demasiado en desayunar, te grité porque no parabas de jugar con los cubiertos y te reprendí porque masticabas con la boca abierta. Comenzaste a refunfuñar y entonces derramaste la leche sobre tu ropa. Furioso te levanté por los cabellos y te empujé violentamente para que fueras a cambiarte de inmediato.
Camino a la escuela no hablaste. Sentado en el asiento del auto llevabas la mirada perdida. Te despediste de mí tímidamente y yo sólo te advertí que no te portaras mal.
Por la tarde, cuando regresé a casa después de un día de mucho trabajo, te encontré jugando en el jardín. Llevabas puestos unos pantalones nuevos y estabas sucio y mojado. Frente a tus amiguitos te dije que debías cuidar la ropa y los zapatos, porque parecía no interesarte mucho el sacrificio de tus padres para vestirte. Te hice entrar en la casa para que te cambiaras de ropa y mientras marchabas delante de mí te indiqué que caminaras erguido.
Más tarde continuaste haciendo ruido y corriendo por toda la casa. A la hora de cenar arrojé la servilleta sobre la mesa y me puse de pie furioso porque no parabas de jugar. Con un golpe sobre la mesa grité que no soportaba más ese escándalo y subí a mi cuarto.
Al poco rato mi ira comenzó a apagarse. Me di cuenta de que había exagerado un poco y tuve el deseo de bajar para hacerte una caricia, pero no pude. ¿Cómo podía un padre, después de hacer tal escena, mostrarse cariñoso y arrepentido?


Luego escuché unos golpecitos en la puerta. "Adelante" dije adivinando que eras tú. Abriste muy despacio y te detuviste indeciso en el umbral de la habitación. Te miré con seriedad y pregunté: ¿Te vas a dormir?, ¿vienes a despedirte? No contestaste. Caminaste lentamente con tus pequeños pasitos y sin que me lo esperara, aceleraste tu andar para echarte en mis brazos cariñosamente. Te abracé y con un nudo en la garganta percibí la ligereza de tu delgado cuerpecito. Tus manitas rodearon fuertemente mi cuello y me diste un beso suavemente en la mejilla. Sentí que mi alma se quebrantaba. "Hasta mañana, papito" me dijiste.

¿Que es lo que estaba haciendo?, ¿por qué me desesperaba tan fácilmente? Me había acostumbrado a tratarte como si fueras una persona adulta, a exigirte como si fueras igual a mí y ciertamente no eras igual. Tú tenías unas cualidades de las que yo carecía: eras legítimo, puro, bueno y sobre todo, sabías demostrar amor.
¿Por qué a mi me costaba tanto trabajo?, ¿por qué tenía el hábito de estar siempre enojado?, ¿qué es lo que me estaba ocurriendo? Yo también había sido niño. ¿Cuándo fue que comencé a contaminarme?
Después de un rato entré en tu habitación y encendí una lámpara con cuidado, tú dormías profundamente. Tu hermoso rostro estaba ruborizado, tu boca entreabierta, tu frente húmeda, tu aspecto indefenso como el de un bebé. Me incliné para rozar con mis labios tu mejilla, respiré tu aroma limpio y dulce. No pude contener el sollozo y cerré los ojos. Una de mis lágrimas cayó en tu piel, pero tú seguiste durmiendo. Me puse de rodillas y te pedí perdón en silencio. Te cubrí cuidadosamente y salí de la habitación.
“Si Dios me escucha y te permite vivir muchos años, algún día sabrás que los padres no somos perfectos, pero sobre todo, espero que te des cuenta de que, pese a todos mis errores, te amo más que a mi vida”

¿Porque Gritamos?



Un día el sacerdote preguntó a su congregación lo siguiente:
-¿Por qué la gente grita cuando está enfadada?

-Porque perdemos la calma, dijo uno, por eso gritamos.

-Pero ¿Por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? preguntó el sacerdote. ¿No es posible decir lo mismo sin gritar?

Los asistentes dieron algunas respuestas.

Finalmente él explicó: Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia.

Luego preguntó: ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Ellos no se gritan sino que se hablan suavemente, porque sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña.

El sacerdote continuó. Cuando se enamoran más aún, ¿Qué sucede? No hablan, sólo susurran, finalmente no necesitan ni susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así de cerca están dos personas cuando se aman.

Luego dijo:

“Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más, no sea que la distancia llegue a ser tanta que no encuentren el camino de regreso”