¿Por qué reverdece el alma y se despierta la pasión? A la mitad de la humanidad le cambiará el humor. Los misterios que encierra este día.
El alma se sincroniza con el acercamiento del Sol a la Tierra y, junto con el cambio que experimenta la propia Naturaleza, el hombre se siente renacer. El grado de celebración, esperanza y optimismo dependerá del mito en que se elija vivir; pero todos, por opción u
omisión, le dan a la primavera un lugar de relevancia.
La semántica afirma que la primavera es una primera-vista de algo y la simbología –sobre todo la psicológica- lo traduce así: ver con nuevos ojos, rever, renovarse, renacer. La humanidad moderna adoptó el inicio de la Primavera como una oportunidad de cambio, de alcanzar la felicidad.
Cada 21 de septiembre –aunque no sea la fecha real en la que se produce el cambio de equinoccio- la mitad del mundo florece y a la mitad de la humanidad le cambia el humor.
Antonio Vivaldi bautizó “Primavera” al primer movimiento de “Las cuatro estaciones”, a una de sus más excelsas obras. Sandro Boticcelli la retrató magistralmente en los albores del Renacimiento. Homero hizo emerger de la mitología griega a Perséfone, la causante del reverdecer la tierra, y el cristianismo logró imponer la primavera como la estación de la resurrección de Cristo, más allá de que en medio mundo celebre las Pascuas durante el otoño.
¿Qué misterio envuelve a esta estación que eleva la expectativa de la humanidad? Es preciso recordar que la bella primavera es entregada a la tierra por el invierno, que real y simbólicamente es en todo el mundo sinónimo de oscuridad, encierro y frío.
Los primeros calores que produce la traslación del planeta hacen que las bajas temperaturas mermen y que sus habitantes salgan al sol. Ese sacudón de la modorra invernal produce una sensación de libertad y bienestar.
Sin embargo, los griegos creían en un misterio mayor. Las diosas Démeter y Perséfone representaban para ellos los poderes de la naturaleza, su transformación y la emergencia cíclica. En la antigua Grecia, el primer día de la primavera era el día en que Perséfone, prisionera bajo tierra durante seis meses, volvía al regazo de Deméter, su madre.
En las culturas indígenas de América, la llegada del nuevo ciclo climático que hoy conocemos como primavera era celebrado durante días. El reverdecer de la tierra señalaba la llegada de las cosechas y con ellas el sustento de toda la sociedad.
El sentido de brotar junto con la naturaleza fue enaltecido por Mahoma, quien sostenía que “no hay gota en los mares, ni fruto en los árboles, ni planta en la tierra que no tenga en cada semilla un ángel que cuide de ella”.
La primavera está entonces ligada a lo sagrado y protegida por los guardianes de Dios para que al hombre no le falte el sustento.
Para algunos pueblos eslavos y escandinavos, por ejemplo, los templos consagrados a sus dioses eran bosques, lagos y árboles sagrados, pero todos celebraban festivales que podían durar semanas porque para todos los pueblos la primavera siempre era algo festivo.
Más cerca de la modernidad, los primitivos cristianos tomaron la celebración pagana de la primavera como fecha anual para rememorar la muerte y resurrección de Cristo. El Easter, como se lo conoce en las culturas nórdicas -y que viene de Eastra o primavera-, era celebrado con anterioridad pero fue tomado por los cristianos para conmemorar la Pascua o muerte y resurrección de Jesús.
Los cristianos vieron la gran similitud entre el ciclo anual de las estaciones, la simbología de la primavera (el renacer de una nueva vida después del invierno) y la celebración pagana de la primavera, y la asociaron a la muerte (invierno) y resurrección de Cristo (nacimiento hacia una nueva vida).
Este despertar a un nuevo mundo era celebrado también por los fenicios, quienes le rendían homenaje a Astarté, mientras que en la India la hacedora del milagro del florecimiento era la diosa Kali.
Inspiración, filosofía, arte y revolución
Como iniciadora de nuevos ciclos, la primavera está asociada también a la diosa Afrodita, la deidad del amor.
El despertar a la vida es también el despertar a la pasión y la creatividad que ella conlleva. Decenas de artistas ofrendaron a la primavera sus mejores obras y más allá de los clásicos citados encontramos en las poesías de Gabriela Mistral (Doña primavera), Antonio Machado (La primavera besaba) y Gustavo Adolfo Bécquer (Volrerán las oscuras golondrinas), y pinturas de Francisco Goya o Danes Jordi, verdaderos tributos a la estación del amor.
También el filósofo alemán Emanuel Kant había descubierto en la Primavera el origen de la vida y rendía un tributo casi obsesivo a la estación. Decía que en el mundo, como gigantesco juicio analítico, el único que ha quedado de todos los sueños de la ciencia, es de la misma índole que el mito cósmico que asociaba los acontecimientos de la primavera y del otoño con el rapto de Perséfone.
Para Kant, el origen el rapto de la diosa formaba una unidad inmediata con la muerte de la naturaleza. Se repetía cada otoño, e incluso la repetición no constituía una serie de acontecimientos separados, sino que cada vez era el mismo. Al consolidarse la conciencia del tiempo, el acontecimiento fue relegado al pasado como único, y se buscó aplacar ritualmente -recurriendo a lo que había acontecido hacía muchísimo- el horror a la muerte en cada ciclo estacional. Así llegaba la primavera.
La ciencia, sin embargo, descubrió que la primavera puede también ser un factor influyente en la sexualidad de un bebé. Según un estudio publicado por la revista británica Human Reproduction, las parejas tienen más posibilidades de concepción de un niño en otoño/invierno y una niña en primavera/verano. La investigación explica que los niños son más débiles que las niñas en el útero materno, y por un mecanismo de la naturaleza, tienen más posibilidades de ser alumbrados durante los meses más cálidos, lo cual les da una mayor probabilidad de supervivencia.
En la otra punta, los intérpretes de sueños afirman que soñar con la primavera augura acontecimientos felices en la vida y es un buen momento para firmar compromisos.
Movimientos, acciones y reacciones
En primavera también brotan las ideas y las revoluciones. Durante la “Primavera de Praga”, en abril de 1968, centenares de estudiantes, intelectuales y trabajadores lograron que el Comité Central del Partido Comunista Checo aprobara un Programa de Acción que le ponía rostro humano a un comunismo que se había tornado déspota.